jueves, 26 de febrero de 2009

Enamorarse

Me enamoro una media de seis o siete veces al día. A veces de una cara, otras de unas manos, de una sonrisa, de la caída de unos vaqueros, de un flequillo desigual...
Otras veces me enamoro de instantáneas. Momentos fugaces que retengo en la retina sólo durante unos segundos para después dejarlos escapar.

Hoy me he enamorado exactamente de una calva reluciente, de una mano que acariciaba un maletín de piel marrón, de una barbilla apoyada en una solapa, de un movimiento de cabeza y de un roce momentáneo e inesperado que me ha hecho cosquillas en la palma de la mano..

Teniendo en cuenta que ayer me enamoré de una farola con la que choqué por ir mirando al suelo (era preciosa, creo que acababan de pintarla..) y de un chicle rosa brillante que dormitaba al lado de la farola, hoy ha sido un día muy completo..
eso sí, al llegar a casa, ni manos ni cabezas ni solapas ni farolas ni ganas.. un plato de pasta fría y una tableta de chocolate, que también anima..

menos amor da una piedra!

viernes, 13 de febrero de 2009

La soledad

A veces finjo que me importa estar sola. Y construyo imágenes que no veré nunca en una televisión de plasma de millones de pulgadas. Y dejo mi mano apretada en la tuya. Y me veo sonreír. Y siento que no me da pavor compartir el reducido espacio de mi existencia con alguien tan parecido a mí, que, a veces, parezcamos almas gemelas.

A veces construyo historias que llevan escrita una parcela de felicidad que creo me corresponde.

Otras veces me ato los zapatos con cordones de otros zapatos de talla 43, zapatos que me guían en una sala de baile.

Incluso a veces, cuando más mentirosa me siento, invento identidades paralelas que son como una sombra despeinada. Mi sombra despeinada.

Pero entonces, a punto de caer ya en el engaño de la caricia perpetua, palpo mi soledad y decido que me gusta.

jueves, 5 de febrero de 2009

El nudo

Anoche finalmente pude sentirlo. Ocupando un espacio que no le corresponde. Entre mi pecho y mi espalda.
Es un enorme nudo. Si a mi sueño podía ponerle nombre, a éste incluso puedo añadirle apellidos. Y afiliación a la Seguridad Social.
Pero sigo sin saber qué lo ha provocado. Y si lo sé, no quiero darme cuenta.
Ahora, en mi lista de cosas pendientes, he apuntado "llamar a Iker Jiménez", a ver si consigue resolver el misterio.
Si él no es capaz, también puedo ponerme en contacto con Carlos Jesús, o con la bruja Lola, o con la señora esa del tanga (no puedo quitarme esa imagen de la cabeza, dios!) o alguno de estos pseudovidentes y contactantes con energías extrañas que habitan entre nosotros, a pesar de sus poderes.

El caso. Que tengo un nudo.
Y sigo teniendo sueño.

miércoles, 4 de febrero de 2009

El sueño

Estoy dejando de dormir por las noches.
Otra vez.
No es que me importe, pero el día siguiente es siempre una mierda. Tengo ojeras, arrastro los pies y bostezo cada 3,4 segundos. Además no logro concentrarme. Lo peor es que llego a casa, me siento en el sofá y me quedo traspuesta. Y no quiero tomar café para despertarme por si no duermo por la noche. Me resisto y no lo tomo. Y da igual. No duermo.
Esta noche tampoco he dormido mucho así que por la mañana me he quedado pegada a la cama. Literalmente. Me he pasado por el forro mis obligaciones. Después de haber sido responsable y haber escrito lo que me tocaba. Y no puedo sentirme culpable. No soy yo, es mi sueño. Me cago en mi sueño.
Si sigo así voy a ponerle nombre. Y le preguntaré por qué sólo viene cuando no debe. Las mañanas no están hechas para dormir, te pierdes mucho.
Lo ideal sería dormir de 2 a 8, seis horas no están nada mal. Pero cuando dan las 3, las 4 e incluso las 5 lo de levantarte a las 8 te parece una broma de mal gusto.

Así que Nico, voy a meterme las horas por el culo. Sólo sirven para descolocarme.
Y voy a chantajear a mi farmacéutica, la que ni siquiera me vende la píldora sin receta, para que me de Valium. En grandes dosis.
A ver hasta dónde llega ésto.

Si no, Jacinto (es el nombre que le he puesto a mi sueño), nos veremos las caras tú y yo. En tus manos queda.

martes, 3 de febrero de 2009

Mis muelas

Mañana vuelvo al dentista. A que me hagan mucho daño. Iré sola, como los valientes. Me despediré de mis muelas sin una lágrima. Como los valientes.

Después me iré a clase, a escuchar a ese señor tan majo que ha hecho que me regalen didascalias para mi absurda obra. La que me he planteado del revés. O del derecho. O del revés mirado a través. También escucharé nombres de monstruos. De los que no dan miedo. O dan mucho más. Y me bañaré en un río de nenúfares. Con esa mujer de pechos destrozados que me da tanta pena.

Después me iré a ver una exposición. Con todos mis compis. O con casi ninguno, ya veremos.
Me iré a ver una exposición.

Sin mis muelas.

Como los valientes.