jueves, 1 de abril de 2010

Hay..

Hay cosas que todavía pinchan, hay cartones de leche caducada que nos empeñamos en beber a pesar de saber que es algo inútil, algo que nos hará vomitar y morirnos por dentro. Hay cosas que huelen a podrido, a capítulo acabado, hay cafés demasiado dulces o con aroma a chocolate blanco, hay copas vacías en bares vacíos con gente vacía. Hay reductos del alma que pintar con rotuladores negros, negro sobre negro y más negro sobre ese negro caduco. Hay la vida con sus neuras neurosis psicosis pastillas para dormir y cera en el pelo. Y esa otra vida que es la que no contamos. Hay letras que se escriben en vasos de ron y otras que mueren en el último tercio de una tarde de primavera. Hay te quiero importantes como una sombra y otros que se dicen en un apretón de piernas. Hay carcajadas, miradas adolescentes, orgasmos múltiples y corridas en tapicerías de cuero. Hay lo que olvidamos y lo que dejamos caer, hay carreteras sin salida y desvíos a nivel, hay amigos de una noche y noches llenas de amigos, hay amigos de amigos, gente que conocemos un día y nos olvida al siguiente, hay cuentas hacia atrás, hay promesas de última hora y de primera, hay buenos y malos, hay esperanzas y desengaños y visitas a la taza del váter y puñetazos en paredes y comida japonesa y paseos por calles ruidosas. Hay un transcurrir lento de todo y de nada, y hay prisas y nada que comer. Hay drogas y otoños de hojas caídas y botones sin ojal y amores que caducan y otros que no empiezan. Hay mensajes sin abrir y mensajes con mentiras.Hay libros y copas de vino y ordenadores portátiles y vidas portátiles y sentimientos portátiles que guardar en un bolsillo hasta perderlos. Y luego hay lo que somos y lo que creemos ser. Y las cosas casi nunca huelen felices.

2 comentarios:

Kukadellum dijo...

Escribirte sabe a poco.
Leerte es escuchar tu voz de nuevo, y sentir que algo se me estruja fuerte por una habitación de ahí dentro. Una habitación de suelo a tazas, infusiones de risas, y un sentirse acompañada. Siempre. Pero el texto se acaba, y es como si a una tormenta le quitasen el olor a lluvia, que se queda en una especia de tontería sin chicha ni limoná.
Jopetas.
Te quiero. Y más.
MUAC!
(No sé por qué, pero estos días recuerdo mucho los momentos en la lavandería. Y es como si, al volver a casa, fuese a encontrarte allí)

Angie dijo...

Nosotras no vamos a acabarnos nunca.. estamos dibujadas y escritas en el tiempo, tú en mí, yo en ti.. la lluvia ondea sobre lo que somos, lo que sentimos.. nos basta cerrar los ojos, estar juntas, aquí y ahora, siempre..
y esas lavadoras gigantes seguirán dando vueltas con nosotras dentro, mientras nos escuchamos reir..
dame la mano.. baila.. suelta el aire
te quiero. más.
y cuento las horas..