Desdibujarse. Correr hacia atrás. Saborear la nada que absorbe-te. Colorear después. Apuñalarse. Una, dos, cientroveintitrés veces. Rellenar las heridas con algodón. Coserlas con hilo dental. Retirar los puntos de sutura con los dientes. Limpiarse después. Cantar bajo la ducha con vez desafinada (la voz se perdió hace tiempo). Meter los pies descalzos en agua hirviendo. Hacer siluetas con las ampollas. Vendar después. Envenenarse con ácidoacetilsalicílicoantidepresivosypastillasvariadas. Desprestigiar el estómago. Deshacer intestinos. Vomitar después.
Meter la vida y sus consecuencias en una olla de cobre. Cocer a fuego lentorápidolentorápido. Esperar a ser capaces de digerir la receta. Y vivir después.
lunes, 22 de noviembre de 2010
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2 comentarios:
Hace tiempo frecuentaba tu blog.
Hoy lo volví a hacer
¿Sabes qué?... Me gustó.
Volveré por aquí.
Visítame al blog.
EDUARDO
Pasaba de casualidad (tenemos,creo, amigos comunes) y me reflejo en el estilo, sonrío con los infinitivos y los cambios de ritmo (palabrasasíderápidas) y prometo volver.
Saludos.
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