Estoy dejando de dormir por las noches.
Otra vez.
No es que me importe, pero el día siguiente es siempre una mierda. Tengo ojeras, arrastro los pies y bostezo cada 3,4 segundos. Además no logro concentrarme. Lo peor es que llego a casa, me siento en el sofá y me quedo traspuesta. Y no quiero tomar café para despertarme por si no duermo por la noche. Me resisto y no lo tomo. Y da igual. No duermo.
Esta noche tampoco he dormido mucho así que por la mañana me he quedado pegada a la cama. Literalmente. Me he pasado por el forro mis obligaciones. Después de haber sido responsable y haber escrito lo que me tocaba. Y no puedo sentirme culpable. No soy yo, es mi sueño. Me cago en mi sueño.
Si sigo así voy a ponerle nombre. Y le preguntaré por qué sólo viene cuando no debe. Las mañanas no están hechas para dormir, te pierdes mucho.
Lo ideal sería dormir de 2 a 8, seis horas no están nada mal. Pero cuando dan las 3, las 4 e incluso las 5 lo de levantarte a las 8 te parece una broma de mal gusto.
Así que Nico, voy a meterme las horas por el culo. Sólo sirven para descolocarme.
Y voy a chantajear a mi farmacéutica, la que ni siquiera me vende la píldora sin receta, para que me de Valium. En grandes dosis.
A ver hasta dónde llega ésto.
Si no, Jacinto (es el nombre que le he puesto a mi sueño), nos veremos las caras tú y yo. En tus manos queda.
miércoles, 4 de febrero de 2009
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