miércoles, 4 de febrero de 2009

El sueño

Estoy dejando de dormir por las noches.
Otra vez.
No es que me importe, pero el día siguiente es siempre una mierda. Tengo ojeras, arrastro los pies y bostezo cada 3,4 segundos. Además no logro concentrarme. Lo peor es que llego a casa, me siento en el sofá y me quedo traspuesta. Y no quiero tomar café para despertarme por si no duermo por la noche. Me resisto y no lo tomo. Y da igual. No duermo.
Esta noche tampoco he dormido mucho así que por la mañana me he quedado pegada a la cama. Literalmente. Me he pasado por el forro mis obligaciones. Después de haber sido responsable y haber escrito lo que me tocaba. Y no puedo sentirme culpable. No soy yo, es mi sueño. Me cago en mi sueño.
Si sigo así voy a ponerle nombre. Y le preguntaré por qué sólo viene cuando no debe. Las mañanas no están hechas para dormir, te pierdes mucho.
Lo ideal sería dormir de 2 a 8, seis horas no están nada mal. Pero cuando dan las 3, las 4 e incluso las 5 lo de levantarte a las 8 te parece una broma de mal gusto.

Así que Nico, voy a meterme las horas por el culo. Sólo sirven para descolocarme.
Y voy a chantajear a mi farmacéutica, la que ni siquiera me vende la píldora sin receta, para que me de Valium. En grandes dosis.
A ver hasta dónde llega ésto.

Si no, Jacinto (es el nombre que le he puesto a mi sueño), nos veremos las caras tú y yo. En tus manos queda.

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